martes, 26 de abril de 2011

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Diseñadores convierten a dispositivos en costosas joyas

















Los gadgets han generado una dinámica de consumo que provoca en el público, geek o general, un comportamiento semejante al observado en los fans de estrellas pop.

A diferencia, sin embargo, de lo que ocurre en el negocio del espectáculo, los seguidores de una marca informática no siempre son recompensados por sus ídolos.

Desde hace un tiempo, inclusive, éstos son drásticamente despojados -mediante una rígida y excluyente política de precios- del sentimiento de pertenencia que otorga la adquisición de tal o cual dispositivo.

Paralelamente, algunas marcas de lujo han creado la tendencia de asociarse con fabricantes de artículos electrónicos, dando así un paso más allá del aura de exclusividad que emana de sus ya de por sí suntuosas creaciones.

Más que sinergia

Sea para transferirles a estos artefactos una cierta "clase" mediante una integración estética de su sello, o bien para absorber algo de la adoración que provocan los nuevos objetos de culto popular, esas marcas elitistas han creado una pléyade de nuevas deidades en el Olimpo de consumo.

En la mayoría de los casos la operación excede el simple co-branding, esa suerte de ósmosis tecno-simbólica por la cual ambas entidades se asignan mutuamente los atributos más valorizados de sus respectivas identidades.

Reyes del diseño y de la practicidad -como Apple, Armani, Prada, Samsung, Baccarat, Nokia, Ferrari, Stuart Hughes y LG, citados aquí sin orden- se han asociado con otros tantos fabricantes de productos y significados para dar origen a una constelación de pequeñas joyas multifuncionales que orbitan alrededor de millonarias sumas.

Los ingenieros del lujo exhiben así en una sofisticada vitrina -tal como los fans de un artista lo hacen con las obras o souvenirs de sus ídolos- artículos casi únicos, producidos por esas sinergias de marcas reconocidamente virtuosas en su singularidad.

El siguiente es un pantallazo de tales asociaciones.

Elegantes e inteligentes

Uno de los primeros en desembarcar en esta suerte de mashup del lujo ha sido la firma italiana Giorgi Armani, que lanzó en 2007 un teléfono móvil desarrollado con la coreana Samsung.

Se trataba del modelo B7620, un elegante diseño firmado por la casa italiana de moda para un aparato que ya remitía al formato que Apple perfeccionaría y consagraría luego mediante su popular iPhone: 10,5 mm de espesor, una pantalla táctil-vibrante de 2,6 pulgadas, 85 gramos de peso y una cámara de 3 megapixels.

Su precio (de 500 euros el modelo con funda de piel), aunque elevado para la época, no limitaba grandemente el acceso a sus funciones.

Con una historia más antigua en el reino de la moda, Prada también se había anticipado a su compatriota al realizar una joint-venture con la también coreana LG, que resultó en el teléfono de pantalla totalmente táctil presentado en la CEBIT de 2006 con todas las características de los smartphones más avanzados de aquel momento.

Aunque colateral, este dato cobra una nueva relevancia a partir de las demandas actualmente en curso en las que se han metido empresas como Apple, Samsung, Motorola y HTC, entre otras, por la paternidad de tales dispositivos móviles.

Motores de alta velocidad

A través de su unidad Vertu, la renombrada Nokia fue el soporte electrónico para la proyección de Ferrari en el mundo de los portátiles en 2007.

En ocasión del 60º aniversario de la automotriz italiana, la finlandesa Nokia produjo 60 teléfonos Ascent Ferrari que se pusieron a la venta por 25.000 dólares cada uno en tiendas de Londres, París, Hong Kong y Singapur.

La tradicional escudería italiana cuenta también en su historial con otra fuerte marca de electrónicos a la hora de lanzar en 2008 el modelo Motorazr2 V9 Ferrari Special Edition.

Eran unos celulares desarrollados por la norteamericana Motorola con los que la autoridad de la F1 buscaba transmitirle al usuario la potencia de sus célebres máquinas mediante la performance y alta velocidad de la tecnología 3G.

La referencia se completaba mediante un fino formato que también traía la sofisticación de la tecnología CrystalTalk de Motorola (que mejora la calidad de audio en ambientes con mucho ruido).

Muerde la tentación

Ya en una línea que establece nuevas fronteras para los conceptos de premium habitualmente asociados a productos de calidad superior, también participan de este mercado la fabricante suiza de lujo explícito Gresso Design Studio y el diseñador inglés Stuart Hughes, un auténtico Midas contemporáneo, dedicados ambos a 'revestir' literalmente de valor al dispositivo.

La primera produjo su iPhone 4 Black Diamonds, una versión del icónico aparato de Apple con cobertura de ébano de 200 años de antigüedad que lleva incrustados diamantes blancos y negros, platino y oro 18k. Su precio: 10.000 dólares.

El segundo, si bien ha elevado a precios impracticables productos ya restrictivos para la mayoría -como su teléfono Nokia N8800 Arte (123.000 dólares) o la consola dorada Nintendo (470.00 dólares)- es con los productos del más famoso símbolo de la tentación que llega a sus marcas completamente fuera de órbita: 8,4 millones de dólares por la carcasa iPhone 4 Diamond Rose, que lleva un diamante color rosa de 7.4 quilates en el lugar de la manzana mordida y 8 millones de dólares por la contemporánea "tabla de la ley", el Ipad2 Gold History Edition, un revestimiento en oro, diamantes y ammolita, un material formado hace 75 millones de años, además de fragmentos de diente de Tiranosaurio Rex.

Claro, atendiendo a la diversidad del mercado, el diseñador inglés ha hecho también coberturas doradas más "populares" para la MacBook Air Suprem Platinum Edition y un protector para el codiciado móvil de Apple llamado Iphone 4History, que trae materiales únicos para la cubierta del móvil: diente de Tiranosaurio Rex y meteorito de 65 millones de años de antigüedad. Sus precios: alrededor de 525.000 dólares la primera y poco menos de 65.000 dólares el segundo.

Moda y estilo

Quien sabe si una diseñadora que demarcó gusto y extravagancias en el siglo pasado, influyendo hasta hoy en el sentido de la elegancia, hubiera resistido estos flirteos. Los excesos actuales probablemente le habrían parecido inconducentes a Coco Chanel, quien por cosas mucho menos osadas que las aquí descritas llegó a decir: "las modas pasan, el estilo permanece."

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